La casa
Ubicada junto a la Plaza de la Corredera, la casa es un estímulo para los sentidos y un ejercicio de recreación colonial. A sus cimientos de bóvedas subterráneas del siglo XVII se le sumó ya en 1934 una renovación definitiva hasta adoptar el carácter típicamente sevillano. Su adaptación para hotel en 2002 reforzó su carácter colonial con colores, con plantas y con la hospitalidad de Andalucía.
Alrededor del frondoso patio discurre la vida del hotel, santo y seña de nombre y filosofía, revestido de azulejos de la factoría Mensaque de Sevilla. En la planta noble el mármol y el hierro forjado encuentran el abrazo de las palmeras, las plataneras y las clivias, mezcladas con la majestuosa balaustrada y la maravillosa bóveda de yesería de la escalera principal pintada por Javier y Nino Gamboa con “los cuatro elementos”. Ya en las alcobas el estilo tradicional andaluz se reinventa creando espacios originales y muy confortables. Los amplios ventanales, el mobiliario artesanal en forja y madera noble, la solería hidráulica, las antiguas puertas acristaladas del pasillo y la balaustrada principal se combinan con las más modernas instalaciones. Las alcobas celebran el encuentro de culturas con contención pero siempre dispuestas a mostrar alguna sorpresa: una cómoda de la familia, una pieza con historia, una chimenea rescatada del edificio original, etc.
El hotel cuenta con un espacio sagrado, una biblioteca repleta de extrañas referencias y especializada en gastronomía, arquitectura, viajes y arte. Desde títulos recomendados por el colegio de Arquitectos de Córdoba hasta las últimas guías para los viajeros recorreremos las estanterías entre libros de Doña Carmen Titita, fascículos de Sobremesa o las últimas lecturas nocturnas de nuestros huéspedes.
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